Hace ya tiempo, me planteé el irme un año de Erasmus a cualquier país europeo para vivir esa experiencia que, según contaban todos, merecía tanto la pena. Me apetecía algo así, pero sabía que un año en el extranjero influiría negativamente en mis notas y peor aún, prolongaría un año más mi carrera. Ese objetivo de conseguir la nota media suficiente para poder obtener algún día un doctorado, o para facilitarme una oposición, marcaba gran parte de mis decisiones estudiantiles y por tanto, al final, deseché la idea y terminé la carrera donde la había empezado 5 años atrás.
De esa decisión me arrepiento cada día. Poco después me di cuenta que no necesitaba esa nota media que había logrado, que muchos que se habían ido la habían obtenido y que un año más estudiando no habría supuesto ningún problema, es más, esa experiencia me habría marcado para siempre.
Tambíen hace ya tiempo tuve que decidir entre prolongar una relación estable, o dejarla por alguien nuevo que había conocido. Alguien que me había descubierto un nuevo mundo, que me había abierto los ojos y que me había ayudado a comprender lo que era en realidad. Al final lo hice, esa persona por la que dejé lo que tenía es hoy mi exnovio, pero he de decir que jamás me he arrepentido de aquella decisión.
En otra ocasión tuve que decidir si prolongar hasta el máximo posible la que probablemente fue una de las experiencias de mi vida, o dejarla en lo económicamente viable para además volver y empezar un nuevo trabajo cargado de ilusiones y ganas. Decidí no arriesgar y volver. Pero justo al llegar, el trabajo se retrasó y comprendí que podía haberme quedado más tiempo donde estaba, aunque hubiese supuesto más dinero. Habría merecido la pena.
Hace bien poco tiempo, he decidido invertir una gran cantidad de dinero en continuar con una formación que teoricamente debe conducirme por el camino de lo que quiero hacer... Veremos si algún día me arrepiento, o no.
Y todo esto viene a que hoy no soy yo quien tiene que decidir, es otra persona, pero a la que le sucede lo mismo que a mí en tantas ocasiones, tiene dudas. Porque las decisiones que tomamos se basan en suposiciones, pero marcan nuestra vida de una forma u otra. Algunas decisiones no suponen un problema, no son importantes, probablemente no influyan en lo que venga después, pero otras pueden cambiarnos la vida. Otras son clave. Y aunque las tomemos pensando que son lo mejor para nosotros puede suceder que nos equivoquemos, que nos acabemos arrepintiendo... o lo contrario, que nos sintamos orgullosos de nosotros mismos y de lo que fuimos capaces de hacer. En cualquier caso nuestra vida continuará, y da igual que pensemos lo que podría haber sido porque simplemente nunca lo será. La vida es eso, decisiones.
Decidamos pues. El tiempo nos dará la razón o nos la quitará... pero igualmente habremos vivido.
sábado, 27 de junio de 2009
Decisiones
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Etiquetas: reflexiones
miércoles, 24 de junio de 2009
El Orgullo Gay
Se acerca el día del Orgullo gay, el evento por excelencia en maricalandia (¡más incluso que Eurovisión!), cargado de festejos, banderas gays y gente por las calles de Chueca (incluyendo famosos y mundo de la farándula en general).
Por eso, como todos los años, en todos los grupos de amigos donde haya uno o más gays presentes se empiezan a oir las mismas discusiones, los mismos argumentos a favor y en contra de este día, que al final acaban por hacer que la gente se posicione de una de las siguientes maneras:
Posición reivindicativa o marica exaltado: Se distingue por frases como, esto es un día para reivindicar nuestros derechos...hay que luchar por la visibilidad... todavía queda mucho por hacer... etc etc. El individuo en cuestión acude a las fiestas como forma de lucha contra la represión, acompañado en todo momento de una bandera gay y entonando bien alto el A quién le importa. Se besa con quien haga falta (todo sea por la visibilidad) y si puede ir con poca ropa mejor que mejor, ¡que es verano!. Existe una versión que es el marica exaltado exhibicionista, que deja de un lado su afán reivindicador y se dedico en cuerpo y alma pero sobretodo en cuerpo, a enseñar todo lo que Dios le ha dado... incluso aunque Dios y el resto de los mortales prefiramos no verlo...
Posición objetora o marica enfadado. Su principal frase es: a mi no me hace falta un día del orgullo gay, estoy todo el año orgulloso. Esta persona rechaza totalmente el evento alegando que la imagen que se da de la homosexualidad en este día, es principalmente de promiscuidad, desnudez, desenfreno, y de hombres vestidos con la ropa de su madre y/o las joyas de la abuela. No acude al desfile y las fiestas las ve siempre de lejos y con cara de reprovación (pero las ve al fin y al cabo, que algunos maricas exaltados estan bien buenos...)
Posición promiscua o puta orgullosa. Fácil, todo queda en segundo plano cuando de lo que se trata es de acabar acompañado esa noche... o esa tarde... o durante la siguiente media hora. El caso, como os imaginaréis, es follar. Cuánto más mejor, no importa dónde, con quién, o con cuántos, al fin y al cabo, los records están para batirlos...
Posición fiestera o marica alcohólico. Este curioso grupo de gente, entre los cuales, he de admitir que me incluyo, justifican todo lo que ocurre ese día con la frase: ¡que se puede beber en la calle! No importa que el objetivo principal sea la reivindicación, la imagen que se de o lo que hagan los que acuden, lo importante, lo realmente importante, es que el botellón ese día, es legal. Se les disintingue facilmente porque la bandera arcoiris ha sido sustituida por una bolsa del chino llena de ron y el I will survive por el alcohol alcohol hemos venido a emborracharnos...
Así pues, elegid vuestra posición, o yo que sé, mezclarlas todas... pero pasarlo bien y disfrutarlo, que al fin y al cabo, para eso está...
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Etiquetas: surrealidades
viernes, 19 de junio de 2009
Facebook II
Y cuando creíamos que lo habíamos visto todo...
Llega a facebook el test titulado: "Qué postura de Ana Rosa Quintana eres."
...
...
Pero... pero... ¿pero estamos todos gilipollas o qué?
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Etiquetas: surrealidades
lunes, 15 de junio de 2009
Tras haber realizado los interesantes test de facebook titulados: Qué chica Almodóvar eres, Qué personaje de Sexo en Nueva York serías, Qué clase de marica eres, o el crucial, que digo crucial, vital, imprescindible y fascinante: Que línea de metro serías... Hoy llega a facebook el test definitivo:
¿Que clase de gilipollas eres?
Con las siguientes posibilidades:
a) El clásico gilipollas que hace cada test que le mandan por facebook amigos tan o más gilipollas aún que él.
b) El gilipollas que no sólo los hace sino que se los reenvía a los demás.
c) El gilipollas que los hace, los reenvía, y luego encima los comenta con sus amigos. (Tía que me ha salido que soy la línea 7!!)
d) El gilipollas que los hace, los reenvía, los comenta y luego se atreve a escribir un post en su blog sobre ellos... (Un post graciosete todo sea dicho... pero que por la poca afluencia que recibe el blog, no llegará a nada).
Que fuerte tía que me ha salido la d... ¿y a vosotros?
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Etiquetas: surrealidades
jueves, 4 de junio de 2009
El programa de puntos
Harto de desengaños y malas experiencias, Nacho, muy metódico en todo lo que hacía, había establecido todo un sistema de puntos que aplicaba cada día en sus relaciones personales. Por ejemplo, si el chico que le gustaba era guapo, le ponía 20 puntos, si era simpático, otros 20 puntos. Si mostraba interés en él 10 puntos, si tenía estudios, 5 puntos. Los viajes por Europa se valoraban en 1 punto cada uno y por otros continentes de 2 a 5 puntos dependiendo de la lejanía. Las cosas en común eran 15 puntos, que podían ascender hasta los 30 si esas cosas eran auténticas coincidencias. Si leía a menudo ganaba 12 puntos, y si sus películas favoritas estaban en una lista previamente establecida, 4 puntos por película. De igual forma, las risas, los comentarios graciosos y las bromas (siempre y cuando fueran de buen gusto) sumaban 10 puntos o 25 incluso, si le hacían reir a carcajadas.
También había puntos negativos por supuesto. Fumar restaba 10 puntos, un comentario criticando a alguno de sus amigos, 20 puntos, y las manías 1 punto cada una, excepto si resultaban graciosas y no suponían inconveniente, en cuyo caso quedaban como neutras. Frases como: no me gusta leer o cómo puedes llevar eso puesto quitaban 5 puntos y el hablar excesivamente sobre uno mismo, alrededor de 15 puntos.
De esta forma si alguien se quería tomar un café con Nacho sólo necesitaba 5 puntos. Una cena ascendía a los 20 puntos y una noche de fiesta a los 35. Para que Nacho empezase a mostrar cierto interés se requerían como mínimo 50 puntos. Un comentario agradable costaba de 10 a 20 puntos, un mensaje 5 puntos y una llamada unos 15 puntos. Conseguir un beso de Nacho rondaba los 500 puntos, y para pasar una noche con él la única posibilidad era llegar hasta los 1500 puntos.
Con este sistema Nacho estaba convencido de que se acabarían los problemas. Los chicos que conocía irían ganando puntos hasta que alquien por fin llegase a los 1500 puntos y Nacho se acostaría con él, ya que, según este infalible sistema, una persona con 1500 puntos era ya lo suficientemente especial como para disfrutar de tal privilegio. Sin embargo, cuando el esperado día llegó, todo resultó un desastre. Como tantas otras veces el chico resultó no tener interés alguno en Nacho, y una vez canjeados los puntos por sexo, no se molestó en ganar ni uno más.
Con los siguientes la cosa no fue a mejor, ninguno de los posibles conseguía llegar a los 1500 puntos, muchos de ellos ni a los 500 siquiera. Y ante la negativa de Nacho a acabar en sus camas, desaparecían y no volvían a dar señales de vida. Pero Nacho, terco como él sólo y convencido de que su sistema algún día daría sus frutos esperó y esperó, llevándose una decepción tras otra. Nadie le llenaba, nadie era lo suficientemente bueno, nadie conseguía los puntos necesarios.
Un día conoció a un chico nuevo. Comenzó a hablar con él, y a darle puntos, y fue entonces cuando, mucho antes de llegar a los famosos 1500 puntos, el chico le dijo: yo los puntos que tenga los canjaeré en que tú seas feliz.
Y Nacho mandó a la mierda todo el programa de puntos
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Etiquetas: relatos
martes, 2 de junio de 2009
Just waiting
Un día no hace demasiado tiempo, al leer mi horóscopo (sí qué pasa, a veces lo leo) me enteraba de que la primavera no era mi mejor época. Pues que bien, pensé, eso es algo que yo ya sabía desde hace mucho. ¿Por qué os creeís que cada primavera dejo mi blog de turno y lo recomienzo en septiembre? (excusa barata, lo sé).
Resulta que por no se que rollos de mi signo, en primavera es cuando mas perdido y desorientado me encuentro... Deben ser los influjos lunares, la posición de Venus o que Júpiter y Marte no entran conjunción hasta pasado el solsticio de verano pero que queréis que os diga, estoy hasta la polla de esta estación.
En este momento de mi vida (ultimamente no paro de utilizar esta frase), hay 3 cosas que necesito que cambien, y lamentablemente ninguna lo hace. La buena noticia es que todas cambiarán, es sólo cuestión de tiempo, pero eso es justo lo que más me desespera, el saber que es cuestión de tiempo y que sólo me tengo que limitar a esperar... Porque esperar me cansa, no soy alguien hecho para las esperas, no me gusta que las cosas lleguen por sí solas, me gusta ir a buscarlas, me gusta planearlas y hacer por que esos planes se lleven a cabo. Sin embargo ya os digo, ahora mismo no hay opción. Creo que hasta que al menos uno de esos cambios no llegue no encontraré la motivación suficiente como para volver a ser el yo de siempre. El yo que se levanta y se acuesta pensando en qué puede hacer para mejorar su vida. El yo que aprovecha el tiempo en lugar de matarlo. En definitiva, el yo del resto de estaciones.
Pero bueno, al menos estoy escribiendo aquí, no? ¿será esto una señal de que algo empieza a cambiar? ¿Irá seguido este post de algún otro o la sequía se prolongará como cada año hasta el otoño? Lamentablemente, para saberlo, tanto vosotros como yo, tendremos que esperar.
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Etiquetas: reflexiones